Hablar de Felipe es hablar de un clásico, hoy por hoy el mejor exponente de la vieja escuela gaditana. Nos hizo recordar a Manolo Vargas, Aurelio Sellés a Pericón y al más reciente Chano Lobato. Conformó una bonita actuación muy trabajada y con una entrega total como es su costumbre. Tiene las facultades de un cantaor de 65 años, pero también los conocimientos y la experiencia. A mi entender, disfrutamos de una noche muy agradable de cante. Estuvo bien acompañado por la guitarra de Victor Rosa, un tocaor muy solicitado por los cantaores por su buen acompañamiento sin ansias de mucho lucimiento personal.
Sus cantes por Soleá y Tientos, en la linea gaditana de El Mellizo y Cádiz en la Soleá, y especialmente Manolo Vargas en los Tientos.
Hizo la Alegría como solo se puede hacer en su tierra, y siguió en Cai a través de la Malagueña de Enrique el Mellizo de forma excelente.
De ahí saltó a la Bulería de Cai, magnífica, y luego se acordó por Zambra de uno de sus grandes maestros y preferido, Caracol.
A continuación cantó tres Fandangos, el primero de Caracol, el segundo de Joaquín el Limpia y creo que el tercero quiere hacerlo por el de la Calzá.
Y remató la noche cantando por Bulerías, unas de Jerez, algún cuplé y alguna Bulería de Alfonso de Gaspar. También entre medias nos contó algunas anécdotas como acostumbran hacer algunos cantaores gaditanos.
Total una hora y diez minutos de cante y toque, que nos hicieron pasar una noche entrañable.
Sus cantes por Soleá y Tientos, en la linea gaditana de El Mellizo y Cádiz en la Soleá, y especialmente Manolo Vargas en los Tientos.
Hizo la Alegría como solo se puede hacer en su tierra, y siguió en Cai a través de la Malagueña de Enrique el Mellizo de forma excelente.
De ahí saltó a la Bulería de Cai, magnífica, y luego se acordó por Zambra de uno de sus grandes maestros y preferido, Caracol.
A continuación cantó tres Fandangos, el primero de Caracol, el segundo de Joaquín el Limpia y creo que el tercero quiere hacerlo por el de la Calzá.
Y remató la noche cantando por Bulerías, unas de Jerez, algún cuplé y alguna Bulería de Alfonso de Gaspar. También entre medias nos contó algunas anécdotas como acostumbran hacer algunos cantaores gaditanos.
Total una hora y diez minutos de cante y toque, que nos hicieron pasar una noche entrañable.